10/26/2008

TODOS LOS SANTOS



Además del importado Halloween, el 1 de noviembre tiene aquí un sin fin de costumbres y tradiciones dignas de mención y respeto, aunque mi homenaje es en particular para su gastronomía. Yo como madrileña tengo recuerdos, alguno lejano, en la cocina junto a mi madre y mis dos abuelas haciendo buñuelos toda la noche, y otros dolorosamente cercanos comprando huesos de santo en las mejores pastelerías de Madrid, junto a mi padre. Pero al nacer Vera y ya en Barcelona descubrí un mundo infinito de exquisiteces, cuya palma se llevan los panellets. En los colegios se preparan entre todos los niños, paso a paso, y se comen después orgullosos. Vera participaba muy contenta en esta actividad y disfrutaba amasando, colocando los piñones y las almendras y horneándolos en casa con mi ayuda, ¡qué ricos! De vuelta a La Coruña pudimos revivir el festín en torno a la castaña, con una Vera de paladar exigente que disfrutaba muchísimo en casa de los abuelos paternos asando castañas sobre la cocina bilbaína. No importa en qué lugar se encuentren, si comen buñuelos, panellets, castañas o piden caramelos disfrazados de monstruos, lo interesante de verdad es que los niños vivan las tradiciones participando en ellas y celebrando todas las fechas posibles, haciendo del año un abanico de días especiales que quedarán en su recuerdo y volverán en su nostalgia.



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