9/01/2008

PARTO SIN ANESTESIA


Como buena madre primeriza pasé todo el embarazo leyendo libros y revistas relacionadas. Profundicé en el parto, tema que me preocupaba especialmente como imagino ocurrirá con todas las futuras mamás, y me informé concienzudamente sobre las distintas formas de sufrir menos. Madre e hijo. Estábamos en el principio de los noventa y yo tuve la gran suerte de encontrar en La Coruña un centro de preparación al parto bastante avanzado. La matrona que lo dirigía nos aleccionó para buscar la mejor postura en la fase de dilatación, la menos dolorosa y más cómoda para nosotras que no suele coincidir en el hospital con la más cómoda para médicos y matronas, y nos enseñó todos los trucos para entretener a la respiración y hacer más llevadero “el ratito”. Por aquel entonces la anestesia epidural se ponía en contadas ocasiones y siempre por privado, costaba 60.000 pesetas (360 euros) y no entraba en los seguros médicos, pero se empezaba a hablar mucho de sus beneficios para mitigar el dolor del parto sin perder la conciencia. Yo tengo la costumbre de leer y leer sobre lo que me afecta hasta sacar mi propia conclusión, que en este caso fue un no rotundo a la epidural. Lo tenía clarísimo porque todos los posibles daños iban a parar al niño, y decidí que no quería esa posibilidad. Así fue como tuve un parto inducido de cuatro horas, de las cuales estuve tres a gatas en el suelo o de rodillas apoyada en la cama y en las que cada media aparecía el ginecólogo de guardia (el mío estaba de vacaciones) para ofrecerme “un poquito de anestesia”. Menos mal que mi marido estaba bien advertido, pues hubo momentos en que se la hubiera aceptado. Estoy contenta de haber tenido a Vera naturalmente porque fue mi decisión, aunque no me siento más orgullosa que nadie por ello. Respeto profundamente cada decisión de cada madre cuando se trata de dolor físico porque el nivel de tolerancia puede ser muy distinto de unas a otras, pero ahí queda mi experiencia, que por ser antigua no debe descartarse. Yo hoy volvería a elegir el mismo camino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, solo queria contar que yo tuve 2 partos, en el 2002 y 2006. Los 2 por la Seguridad Social y sin anestecia ni episetomia.
Fueron en el hospital Sant Pau de Bcn. El primero les costó creer que con mi técnica de relajación y primeriza me bastara, pero en el segundo me encontré que me ofrecian pelotas de goma, colchonetas en el suelo y todo lo que quisiera para ponerme como quisiera. Siempre me encontré mucho respeto y bastante silencio que al final es lo que agradezco.
Nunca pude estar acostada, dolia un monton! en cuclillas o colgada de mi marido es como mejor recibia las contracciones.
la epidural nunca fue una opcion para mi, no por masoquista, sino porque me daba mas miedo la inyeccion y sus consecuencias que el dolor de un parto que venia bien.
Eso si, no me hubiera sentido tan segura si no hubiera hecho yoga unos años. El yoga te enseña a conocer tu cuerpo , a confiar en él y su sabiduria y a aceptar las fuerzas que te trascienden sin luchar en contra, sino acompañando sus movimientos. Lo recomiendo muchisimo!