5/27/2008



EN EL SIGLO PASADO
Tengo 45 años, una hija de 17 y el peso de ser MADRE sobre mi espalda.
Desde aquí voy compartir mi relación con Vera en su infancia, mi dedicación plena como madre, tras renunciar a un importante cargo en mi empresa, y nuestras andanzas por La Coruña y Barcelona, dos ciudades entonces desconocidas para una madrileña de toda la vida. La influencia, siempre positiva, de dos culturas diferentes en el reducido mundo de una madre reciente, con un marido fulltime en su trabajo y lejos de toda la familia. Sin telefonía móvil, sin internet... Una experiencia complicada, de sabor muy dulce que se va tornando ácido y puede resultar incluso amargo, pero que siempre regresa al punto donde comenzó, el inmenso placer de tener un hijo.

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